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¡San Martín!

El viaje a San Martín el viernes pasado era mucho más mejor que yo esperé. Nosotros no las vieron muchas personas durante el día, probablemente porque trabajaban, pero a causa de esto, voy a escribir sobre dos de mis experiencias.

Uno... el viaje en el autocalle arriba de la montaña.
Para nuestro viaje a San Martín la escuela de Middlebury alquilió un autocalle muy grande, mucho más grande de todos de los autocalles que he usado en los EEUU. Además, viajábamos alrededor de los coches europeos, que son pequeñitos y nada más. Por la carretera, nuestro autocalle tenía una vista muy bonita sin las distracciones de los edificios o otros coches. Pues, todo se cambió cuando entremos en el pueblo de San Martín, donde las calles tiene la anchura del autocalle. Yo creía que dejaríamos, pero no. Arriba de la montaña fuimos. Durante este maneja, yo tuve una silla por la ventana. La vista fue magnífico! y no sabía nada de estas montañas en Madrid. También, creí que moriría... No podía ver la calle debajo del autocalle sino un barranco de unos 300 metros, más o menos (no sé muy bien los metros). Había momentos cuando yo, en mi mente, realizaba un plan de escapar el autocalle y salvar mi vida mientras el autocalle estaba cayendo por los árboles y el barranco. No traté ver por la ventana mucho, y, innecesario decir, fue muy aliviada cuando lleguemos a nuestro destinación.

Dos...
La experiencia siguiente es sobre el almuerzo y el vino, pero, más o menos, las comidas en general. Finalmente, después de cuatro semanas aquí en España, entiendo que necesito una hora y media o dos horas para comer algo en un restaurante o un café. Es imposible comer con menos tiempo, a menos que seas como hablar con los camareros. Entonces, espero y espero y nunca me la traes la cuenta. Pues, necesito esperar hasta él me presta atención y puedo pedirle. Bueno, el restaurante al hotel dónde todos los alumnos y los profesores almorzaron, era muy similar. Teníamos mucho tiempo para hablar y comer el pan y, especialmente, para beber el vino. Para hacer un cuento largo muy corto, este viaje con mi escuela era el primero uno que terminó con yo borrachada.

Middlebury´s Sum-up from the trip...

1 comentario

Lena -

Pues lo que te pasa con los camareros te lo puedo explicar un poquito. Aquí en España es considerado de mala educación que el camarero lleve la cuenta al cliente sin que el cliente la haya pedido. A los españoles les gusta hacer la "sobremesa" quedarse conversando después de comer, a veces bebiendo el café, o té, o un licor, y no les gusta que les interrumpan. Si quieres que los camareros te lleven la cuenta la tienes que pedir, por ejemplo cuando te traen el postre o el último plato, les dices que ya no vas a tomar más nada y que por favor te traigan la cuenta. Yo me he acostumbrado tanto a esto que cuando voy a los EEUU y los camareros traen la cuenta tan rápido ya me parece un poco grosero, como si quisieran que yo no pidiera más nada y me fuera de su restaurante lo más pronto posible.